Son análisis especializados que proporcionan información precisa sobre las características del agua a tratar y permiten diseñar soluciones adaptadas a las necesidades específicas del cliente.
El proceso comienza con la recopilación de muestras representativas del agua residual, seguido de pruebas de laboratorio para determinar sus propiedades físicas, químicas y biológicas. Posteriormente, se evalúan diversas opciones de tratamiento mediante pruebas piloto a escala reducida.
Los resultados de los estudios de tratabilidad proporcionan información detallada sobre la eficiencia de los tratamientos evaluados, así como recomendaciones para la selección del método más adecuado. Esto permite optimizar los recursos, minimizar costos y garantizar un tratamiento eficaz y sostenible del agua residual.