Debido al incremento de la población, la cantidad de agua residual que es vertida sin un tratamiento previo es cada vez mayor. A su vez, esto produce un impacto ambiental y social preocupante que atentan contra la vida de los asentamientos humanos.
Una de las principales consecuencias del vertido del agua residual en el ambiente es la alteración del ecosistema, debido a la presencia de contaminantes que perjudican los cuerpos receptores de agua y modifica la calidad hídrica, afectando en muchos de los casos a poblaciones aledañas que se abastecen de fuentes de abastecimiento contaminadas.
La presencia de agua contaminada y un saneamiento deficiente se relaciona con la transmisión de enfermedades. Entre las más comunes se menciona: cólera, disentería, hepatitis A, fiebre tifoidea, poliomielitis y otras diarreas. Además, ante la usencia de servicios higiénicos, la población se expone a riesgos mayores de salud.
La mala gestión del agua residual sea esta doméstica, agrícola o industrial aumenta el riesgo de enfermedades debido a su contaminación biológica o química. Elementos como el arsénico, fluoruros, plomo entre otros son perjudiciales para el consumidor final.
En adición, el aparecimiento de vectores es consecuencia directa de la falta de servicios de saneamiento apropiados, por lo que, muchos insectos se convierten en portadores y transmisores de enfermedades como el dengue. [Véase el siguiente blog para más información: Agua para consumo humano. https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/drinking-water]